El Apocalipsis de San Juan, de acuerdo al magisterio de la iglesia católica

Por P, Manuel Antonio García Salcedo

En estos tiempos cercanos a la Navidad la Iglesia Católica se prepara a las celebraciones del nacimiento de Jesucristo con la lectura en el tiempo del Adviento, los primeros días, de este tiempo lleno de esperanza para reflexionar en el fin de nuestra historia en este mundo, del libro del Apocalipsis de San Juan. Y por la fe creemos en el tránsito hacia una vida eterna. Para ello, se recurre a un género literario bíblico muy particular, el cual en las Sagradas Escrituras está presente en un libro completo.

El Apocalipsis de San Juan, para los católicos, necesario de aproximarse, como a todas las Sagradas Escrituras o Biblia, siempre dentro de la Celebración Litúrgica Comunitaria Eucarística, de acuerdo a la enseñanza del Magisterio de la Iglesia.

Es una lectura científica y una lectura espiritual. Una lectura en continuidad a la más fiel Tradición Cristiana y llena de esperanza. Si bien es cierto que a lo largo de tantos siglos y milenios el libro del Apocalipsis ha sido utilizado para manipular, para adoctrinar de manera equívoca, y se le ha querido hacer cómplice de los más de desmesurados extravíos de la mente humana, nos vemos en la permanente obligatoriedad de explicar las coordenadas armónicas y equilibradas para la comprensión de dicho texto sagrado.

Iniciemos esta lectura del libro del Apocalipsis de San Juan. Lo primero es mirar al libro en su conjunto, como todo estudio bíblico, y no en secciones y detalles parcializados. Después hay que conocer el tipo de lenguaje, el estilo literario y lo que se pretendía alcanzar con él.

Por supuesto que la persona principal de esta obra es Cristo Eucaristía, anunciado por la Iglesia en un género impregnado de simbolismos y con la mentalidad del Antiguo Testamento, pero que supera al apocalíptica judía con creces. Hemos de poner en su contexto un lenguaje sublevado, de llamada al desquite con un sentido del castigo divino y con anuncios de desgracias que no compaginan con la buena noticia de Nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía, contenido en todo el Nuevo Testamento.

Ante la situación de la mayoría de la población de todas las épocas, atormentada y deprimida, con este Escrito Sagrado se busca dar esperanza, aliento a la realidad de nuestros días mediante el compromiso de mejora social. Tomemos la actitud de hacer caso omiso a aquellos que solamente se refieren al Apocalipsis de San Juan aduciendo al número 666, a la bestia, a la gran ramera, a los 144,000, a los castigos y catástrofes en el cosmos en actitud de odio hacia el Papa, la Iglesia Católica, en un postura pesimista y sectaria, sin involucrarse en la búsqueda de los males de los grandes sectores de la población, y centrémonos en este mensaje de las Bodas que culmina en el Banquete del Cordero y su Esposa. la Iglesia a la que está llamada toda la humanidad.

El cordero es Cristo, muerto y resucitado. El centro de su mensaje no es la bestia con sus 7 cabezas y sus 10 cuernos o la batalla del Armagedón, porque si esta es la intención con la cual estudiamos el último libro de la Biblia, quedaremos decepcionados o nos apartaremos de todo y de todos. El centro del mismo es Jesucristo y el sentido, el efecto, el fruto del acontecimiento de su muerte y resurrección, es salvar a toda la humanidad para dar vida a este mundo. Para que toda persona tenga sentido de su quehacer como trabajo humano para bien de las comunidades. Trabajo realizado con dignidad y con el sentido del servicio.

Cristo es el sentido de este, y de todo libro bíblico. El prólogo y el epílogo del mismo son escenas litúrgicas de su triunfo sobre el pecado, sobre la muerte y sobre el mal personificado, el diablo. Está lleno el libro del Apocalipsis de himnos de aclamaciones litúrgicas en los capítulos 1, 5, 7, 11,19.

Estamos ante una gran celebración de Acción de Gracias de fe y de esperanza. Una Eucaristía. A lo largo de todo el libro encontramos los títulos que proclaman como confesión de fe la divinidad del Hijo de María siempre Virgen, nuestra Madre, tipo de la Iglesia. Dadas estas salvedades, podemos adentrarnos en el conocimiento de esta obra.

CONTINUARÁ …

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